jueves, 8 de octubre de 2009

Experimento en tensión


Pienso en la música, en los instrumentos, en los expertos que de forma inhumana hacen de una simple cuerda un portal al olimpo. Hasta los Dioses envidiarían a algunos. Ellos solo tenían una estúpida lira y ahora tenemos tantos sonidos nuevos… Amo descansar la mente en notas, compases, baladas y truenos destructores. Es necesario para el organismo, simplemente algo inevitable que mi ser necesita diariamente. Es hermoso poder admirar esas manos ajenas que hacen magia ante nuestra mirada tan naïf, llena de desconcierto, intentando si quiera entender cómo fue posible que el hombre pudiera haber llegado ante semejante emancipación a la corriente realidad.

De igual manera me regocijo al observar los cuerpos capaces de moverse al ritmo de las danzas provocadas por el sonido de los vientos, las cuerdas o las percusiones del alma. Esas sombras independientes, movedizas y sin una pizca de vergüenza se transforman en hipnotizados restos humanos que por inercia solo bailan y bailan, mientras ojos atolondrados se ilusionan con alguna vez poder imitar un sencillo paso.

Yo soy de esas, de las que miran y se enamoran, pero sueñan y sueñan continuamente con alguna vez, aunque sea en una fantasía, lograr crear un poco de deleite, musical o corporal, de mentira o de tacto.


Ailén

0 reflexion/es:

Publicar un comentario