martes, 22 de septiembre de 2009

Bizarre ..



Fotografía desde mi ventana, extraño cielo por cierto. Bastante inspirador.

Me voy de viaje, y no a descansar! Volveré el 2 de Octubre, una fecha más que especial.

Au revoir mes amies!



Ailén

domingo, 20 de septiembre de 2009

Permítanme el siguiente arrebato:



Creías que no podrían suceder, aquellas insólitas imágenes que tu mente colocaba como inhóspitas, utópicas. Ilusa, como si todo no pudiese pasar. Como si lo imposible no fuera mera palabra, y lo más improbable no fuera hoy, la vida diaria. Lo extraño, simple trámite; lo insano, al alcance de la maldita yema de tu dedo. ¿Que quieres? ¿Eso? ¿Aquello? Pídelo, lo tendrás. Vendrá el delivery de la infamia para entregarte lo que tanto deseabas consumir en un segundo por el solo valor de … ¡ha ha! ¡Sorpresa! ¿O acaso creías que era tan fácil? Te presento la realidad mi amigo: la letra chica está debajo de todo puño y letra, debajo de este plano, debajo de tu mirada y debajo de tus pies, motores del movimiento que a los tantos caminos incorrectos te lleva. Pero es claro que no soy yo quien te impulsará a repensar tus cavilaciones, tus incertidumbres o espesuras. Ni siquiera servirá de simple consejo, pues son solo vocablos, uno atrás de otro, y otro y otro… Los lees, los piensas, los descartas. Pero siempre, siempre, se llega al punto final. Todos lo hacemos y todos lo haremos, en esta vida o en la otra después de todo. Drástico y sin drama, impulsivo como tanto te atrae, como tanto te enloquece. Humanos, qué hermosas creaciones. ¡De error en error pero con la frente siempre en alto!



Ailén

sábado, 19 de septiembre de 2009


- Naturaleza humana -

Imagina el campo de trigo,
y el ángel soñándonos
como gárgolas enfrentadas
sin poder tocarnos, no.
Ahora imagina el caos,
de nuestros enjaulado dolor,
quemando el trigo, la tierra, el aire
quebrando el suelo,
retando al sol.
Asomados nuestros sentimientos,
a la vista nuestro corazón,
liberando truenos y destellos
como una fiera sin control.
¡Deténganse! ruega el ángel,
la destrucción corroe sus ropas,
¡Demencia! grita con furia,
y nos insita a ir por más,
aunque los ecos de su llanto
resuenen por los maltrechos pastizales.


Ailén

domingo, 13 de septiembre de 2009



- Último cuadro del parque -

Instinto asesino,
el de una hoja a punto de caer,
almendra o castaña,
como el corte de su cabello
soplando en el viento, al ritmo del entrever.

Inquieta la rosa,
movedizo el pétalo del clavel,
incitan la muerte
tras la soltura de sus polleras.

Instinto asesino,
junto al cambio de estación,
cual roca cubierta
de helada espuma veraniega,
de veneno blanco,
de tu último adiós.

¡Qué espesura la de la niebla!
¡Qué sofocada mi visión!
La figura de su sombra,
escondida bajo la negra capa,
asomando, el brillo de su hoz.



Ailén

viernes, 11 de septiembre de 2009

Bola de nieve


Por un adiós… hace ya 5 meses

Te fuiste compañera, envejecida por los años, adolorida por tu enfermedad. Me dejaste sin un adiós pues ya no podías comunicarte ni siquiera con tu propia mirada. El pequeño jugo contigo hasta el último momento, ingenuo ante tu fuerza de voluntad por ver el mañana.

Albergué esperanzas hasta la noche anterior en que ya no podías moverte pues tus huesos no lo permitían. Tuvimos que cargarte como si fueses un bebé indefenso en la noche y posarte junto a la estufa pensando que podría brindarte el calor que tu espíritu perdía. Nos preguntamos si amanecerías con vida y ese jueves fue simplemente, radiante.

Elegiste un rincón del jardín donde el sol te abrazase y donde la quietud del otoño te brindase el momento encantado para al fin partir. Silenciosa, ya no comiste ni bebiste convencida de que ya no valía la pena y carecía de sentido luchar contra el destino que ya había determinado el final de tu permanencia en el mundo de los hombres.

Entonces, cuando el Dios alcanzó el cenit.. el estalló en llanto. Los aullidos nos partieron el alma, invitándonos al funeral. Allí estabas, inmóvil, con tu vestido de novia impecable y tus ojos ya ciegos, cerrados, impidiendo que la vida volviese a entrar en tí.

No nos invadió la sorpresa pero fue imposible no desear que fuese mentira, que retornases como aquella pequeña bola de nieve y vientre rosado de la que todos nos habíamos enamorado. Te imaginé volviendo a desfilar por las pasarelas o trotando por el patio, jugueteando con el agua de tu fuente y girando en el pasto convenciéndonos de unirnos al ritual.

Ahora solo me queda el recuerdo y aquella tierra del jardín, junto a la madera, la roca, el sol y la sombra.

Te extraño Namí, te extraño muchísimo. Fuiste mi amiga toda una vida y ya nadie podrá reemplazarte.

Descansá, hacelo ahora que ya no sentís dolor.

Ailén

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Ironía escolar



Lunes, siete menos veinte de la mañana: zapatos sin lustrar, camisa sin planchar, el típico “no encuentro la libreta”, “no tengo monedas para el colectivo”, todo un dilema. La odisea: no olvidarte ningún útil referente a las seis materias del día (¡eso si no lo logra cualquiera!). Siete de la mañana: desayuno. “Espero haya algo rico para comer, muero de hambre”. Mamá no hizo las compras, alcanza para un café con leche y alguna que otra tostadita. “Bueno, espero Sonia haya traído galletitas para el recreo”. Ocho menos veinte, comienza el calvario. “Pasen a las jaulas” resuena en tu mente al recordar el saludo de primaria mientras el director con su sonrisa petrificada dedica el ya gastado “Buenos días”. Ni bien te sentaste materia tras materia, profesor tras profesor. Los diez minutos de recreo no te alcanzaron ni para pedirle galletitas a tu compañera y el cerebro se sobrecalienta al punto de no distinguir una percha de un hidrocarburo ciclo propano. Grave muy grave, mal futuro para el examen de química. Medio día, “al fin, ¡libertad!”. No podes esperar más por abrir la bolsa con la comida sobrante de la noche anterior y embutir hasta satisfacer tu bestial estómago. Queda la tarde, esas dos horitas de ingles eternas en las que el multiple choice de tan complejo se parece a un final de cuarto año de ingeniería mecánica: “no puede ser Miss, son todas las respuestas iguales”. Cuatro y media de la tarde: ahora si, li-ber-tad. Guardás tus cuadernos a la velocidad de la luz y sos la primera en salir del aula, del colegio y de la cuadra; tu marcha se asimila a la de los profesionales de olimpiadas, imbatible. Rompiste tu record al llegar a la parada de colectivo en cinco minutos para luego esperar unos quince. Auriculares en posición y por ende, tamborileo de dedos al ritmo de la batería. “Ese no va, ese tampoco…”. El tema de Led Zeppelin te parece interminable pero antes del platillo final llega tu esperada limusina. Boleto en mano y para casa. Al llegar, dejás tu mochila al pie de la escalera y te dirigís directo a la cocina (es algo así como una ley que la segunda puerta que uno abre al llegar a su casa es la de la heladera). Segundo café con leche y estás lista para hacer todo aquello en lo que cavilaste la mañana entera en vez de prestar atención a tu clase de química. ¿Pero qué era? Te sentás en el sillón… pasás al sillón de la computadora… pasas a tu cama… Algo no anda bien, te atrapó el demonio de la rutina. ¿Por qué dejarse alcanzar por el? ¿No es posible despertarse un lunes con el ánimo en alto y mantenerlo así por el resto del día, o mejor aún, por el resto de la semana? ¿Tan inalcanzable es una vida así? Nos perdemos en un laberinto de responsabilidades pero no pensamos que la diversión esta allí, al alcance de nuestras manos y la felicidad, a la altura de nuestros ojos. Te levantás, sonriente y altiva, vuelta de tuerca y es hora de renacer. Caminás hacia el patio y disfrutás del atardecer más hermoso que alguna vez creíste imaginar.


Ailén

lunes, 7 de septiembre de 2009

Hymne à l'amour



Un reloj inmenso de arena. El tiempo y el hombre. El hombre y el tiempo. La coraza de cristal parece interminable, impenetrable en comparación con su piel, rasgada por cada grano del mineral que lo roza. Desnudo e indefenso siente miedo, paralizado tras no encontrar una salida a aquel severo golpeteo del envejecer. Debe haber un subterfugio, aunque no lo veamos, escondido en las sombras de nuestro pesimismo y temor.


Algunos recurren a la fe, otros buscan la voluntad y fuerza en sus interiores, yo cierro mis ojos y me pierdo en mis fantasías, imagino la vie en rose y a el en ella, frágil, siempre cambiante. Considerarán cliché al amor como escapatoria pero a mi me sienta bien y quien piense diferente puede perderse en sus pensamientos, donde nadie jamás lo encontrará.


Ailén

domingo, 6 de septiembre de 2009

La ruina de los desolados



Imagina a la reina de los desolados, blanca cual mármol pulido, sus cabellos dorados ya opacados por el sol y sus ojos perdidos en una neblina infinita. Única alteza de la tristeza y la pena interminable; la creen grandiosa como un topacio abandonado en una plaza sin vida, pero ella sabe que no surgió como una piedra preciosa digna de admirar, sino que su misión en este mundo era de más oscuro parecer.

Cada vez que alguien derramase una lágrima ella la lloraría; cada vez que una pena azotase al desposeído, ella conocería su dolor; cada injusta muerte sería otro hijo perdido en altamar.

Nadie lograría jamás conocer los sentimientos que la reina guardaba en lo más profundo de su alma de crital, esfera de arcoiris, con picos centellantes armados del veneno mortal de la malicia.

Desolados nos creemos pero la dama de la soledad podría sorprendernos realmente, con tan solo mostrarnos una de sus estrellas.


Ailén

sábado, 5 de septiembre de 2009

Al compás de las aguas, bailarás hacia la eternidad




Para mi madre,



La llamaban Isadora y en su danza ella plasmaba lo que ni el viento ni las olas pudieron alguna vez representar. La libertad de sus ágiles curvas al compás de las notas enardecía a su público quien estupefacto ya no encontraba palabras para describir lo que en el escenario se mostraba. Muchos la consideraron revolucionaria, tal como un lince fuera de control, que con cualquiera de sus pasos podía paralizar al mundo. La conservadora sociedad del momento pudo haberla escondido tras las sombras, pero muchos olvidaron que las sombras podían también bailar. La diferencia radicaba en que su danza, aunque oscura, no provenía de la imitación, era un fantasma independiente, inmerso en una locura de la que se desprendía en cada pieza musical. Su mente y cuerpo al desnudo se mimetizaban en una sola fuerza descomunal, capaz de derrocar a cualquiera de su pacífica plenitud. Para entonces, el arte no se imaginaba que tal vendaval nacería para quebrar su clásica historia, llevándolo a preguntarse acerca de qué tan amplio podía llegar a ser el espectro de su expresividad.

Llegó a Norteamérica cuando menos era esperada pero no se rindió ante los abucheos que se anteponían a su pasión. La consideraban revolucionaria y trágica pues su inspiración partía de la muerte y el sufrimiento, y también minimalista ante la pequeñez de sus ropas que sugestivas ofendían a los más mesurados. Sus cabellos sueltos y la falta de maquillaje dejaban entrever la realidad de sus expresiones, reflejando aquellas inquietudes que rondaban en su mente y se hacían visibles a través de las facciones del dolorido rostro. La injusticia la acompañaba día a día, como también a los marginados de una sociedad jerárquica a la que poco le importaba la vida o muerte del inferior.

Isadora, Isadora, ¡cuánto fue lo que quisiste interpretar ante seres tan crudos y cuán poco fue su entendimiento hacia tus figuras! La resignación ante la existencia de tu persona persistió pero aún así llevaste a cabo la fiesta de despedida; la celebración de tu éxodo cuando ya no pudiste resistir más aquellas oscuras tierras. La felicidad, aunque hipócrita, de tus invitados te acompañó durante toda la velada, como así también, durante tu muerte.

La llegada de su amante terminó por colmarla y juntos, por supuesto, bailaron aquella pieza final, regocijando a la muchedumbre. Su chalina, extensa hacia lo imposible, la seguía e imitaba en cada movimiento, logrando así una armonía mágica e irresistible. Seguramente la sospecha no hubiese alcanzado jamás el punto de creer que aquel sería, efectivamente, su último baile, pero sin dudas fue por ello que lo hizo con tanto esmero, como si nadie la mirase, como si ella y su pareja se fundiesen en una sola persona.

Su fuga fue gloriosa. Brincando de alegría se alejó del jolgorio, tomada de la mano con quien compartiría un viaje único hacia la eternidad. El descapotable los esperaba, brillando ante una luz tenue de atardecer, oculto bajo un crepúsculo mortal. Ya sobre el asfalto nada podía entrometerse, su alma era libre y esa libertad la acompañaría hasta el final de los caminos.

Su grito final ‘¡adiós mis amigos, me voy al amor!’. Fue entonces cuando su respiración se vio interrumpida al enredarse aquella chalina, roja como la sangre, en la rueda del automóvil, dándole así la muerte a la bailarina más atrevida a la que Norteamérica alguna vez enfrentó.

Isadora fue y será, la guerrera emperatriz, única capaz de manifestar su desencanto hacia el mundo.




Inspiración: Vida y muerte de la bailarina estadounidense Dora Angela Duncan (1878-1927)



Ailén

viernes, 4 de septiembre de 2009

Comenzando lo inconcluso

Por primera vez y después de mucho cavilar, me decidí por hacer públicas mis ideas y redacciones por este dinámico medio: el famoso «blog spot». Como muchos, y ya lo averiguarán a lo largo del tiempo, soy de esas personas que por arrebatos (o simplemente por una necesidad interna) escriben en su cuaderno esporádicamente con tal de no recargar la mente con pensamientos capciosos y demasiado inconclusos para salir a la luz. La literatura, la cultura, y más recientemente la comunicación social, son la fuente de mi interés y espero con todo esto lograr internarme más seriamente en la materia, comenzar a consolidar una comunidad, en la que, quien sabe, tal vez descubra más jóvenes como yo, que en noches de vigilia no pueden más que escribir y escribir.. desatando la locura de sus memorias.

La era de la modernidad nos ha absorbido por completo y está en nosotros ahora adaptarnos, conectarnos, expresarnos con la suma libertad que se nos permite. Es por esto que espero encontrarme con las mayores sorpresas, con los más insólitos personajes, con las más seductoras de las mentes… siempre fuera de la conocida normalidad, que nos acompaña demasiado día a día y ya no alude a una atracción inminente.

“Inauguro” entonces este espacio de reflexión y expresividad, depósito de mis recuerdos y constantes (o no tan constantes) frenesíes creativos.


Ailén