viernes, 11 de diciembre de 2009

Discurso de egresados



A veces es increíble pensar que muchos de nosotros hemos pasado ya 15 años en esta comunidad, juntos en cada momento, ayudándonos mutuamente y conviviendo día a día. Prácticamente podemos perfilarnos con los ojos cerrados, somos capaces de evocar el timbre de cada voz, y más que nada, guardamos de cada uno, un recuerdo que jamás se perderá en el tiempo.

El colegio es para muchos y aunque algunos así no lo crean, un segundo hogar, una segunda familia. Aquí nos hemos formado no solo a nivel intelectual sino también a nivel persona. Hemos aprendido el valor de la responsabilidad, la obediencia y la constancia. También conocimos la amistad, la complicidad. Los guiños y las muecas particulares las aprendimos de memoria, fundando un lenguaje secreto que nos caracterizó como grupo, hábil de comunicarse de manera única, con respeto y elocuencia.

Recordamos los chistes, las frases, las anécdotas y las risas matinales que tanto nos alegraban la ya conocida rutina. Y ahora pensamos y no queremos que la rutina se vaya, porque tenemos miedo de no volver a ver ciertos rostros, de no lograr conseguir las mismas confidencias con las que tanto nos identificamos. Pero luego, nos damos cuenta de que este es un camino que recorren todos y que en su punto cúlmine se bifurca, para darnos esta nueva imagen que se nos presenta. Como todo lo nuevo, inhibe; nos tienta a retroceder, gritar, pedir que por favor se detenga el tiempo. Pero todo sigue y somos nosotros los ahora indicados para aprovechar, orgullosos, cada oportunidad que se nos presente. Estamos preparados, lo tenemos más que claro; gozamos de todos los medios para seguir en contacto con quienes más apreciamos; tenemos el apoyo familiar, institucional y de nuestros amigos de manera incondicional para cuando no sepamos cómo proceder… en pocas palabras, tenemos la base, los cimientos completos, las columnas… y es a nosotros a quienes resta completar el edificio. ¿Por qué tenemos miedo, entonces? Riamos, disfrutemos, y hagamos de esta nueva etapa de nuestras vidas, la más maravillosa de todas.


Ailén

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